Queremos compartir 5 cosas que hemos aprendido de nuestras frecuentes escapadas al mar y la naturaleza.
Libertad
Estar al aire libre, descalz@, en contacto con la arena o la hierba, recibiendo el sol o la lluvia es simplemente mágico. Se produce automáticamente un liberación de estrés y una sensación de despreocupación que no tienen precio. La mente descansa y el cuerpo vuelve a su medio natural.
Merece la pena.
Despreocupación
Y así, con los pulmones liberados y la mente fresca, reír es más espontáneo y atraes a personas que te aceptan tal y como eres. Como los niños cuando están sucios y despeinados y teniendo el mejor momento de su día, si estás rodeado de niños te contagiarán. Bajar la guardia y aparcar el ego nos sienta tan bien.
Improvisar
Estas sociedades tan perfectamente perfectas no nos dan margen de error. Hábitos perfectos, rutinas perfectas, recetas perfectas. Podemos darnos un respiro y ser más flexibles, porque no nos hace falta tener el control de todo.
Tiempo
Aunque pensamos que tenemos el control del tiempo con nuestras agendas y relojes, el tiempo se va irremediablemente. Y a veces con la eterna sensación de tener mil cosas pendientes incluso antes de comenzar el día. Y de repente en la naturaleza hay tiempo, tiempo para todo, es muy liberador.
Amor
La finalidad de todo lo que hacemos. Amar y ser amados. La naturaleza y el mar nos vinculan directamente a la gratitud y a la grandeza, nos sentimos bendecidos y amados, esto cambia nuestra frecuencia y la eleva, y siempre queremos volver.
Así que abre tu corazón y permítete ser, mereces más.