Controlar las emociones suele ser una reacción automática. Solemos tener la sensación de que si tenemos el control de algo podemos decidir sobre ello.
A todos nos gustaría poder controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, pero lo cierto es que hay muy pocas cosas sobre las que podamos hacerlo. Y esto es algo que sabemos, en teoría, pero que a nivel emocional nos puede llevar a un gran malestar.
Pero hay una realidad que nos hace libres, y es que puedes controlar todo tu ser. Tienes el completo control de ti mismo.
Y de la misma manera, no puedes controlar nada del mundo externo. Esta es una afirmación que causa incertidumbre, al no saber que sucederá en una situación concreta, y frustración, cuando las expectativas o se cumplen, y nos puede traer una sensación de pérdida o amenaza. Aquí tienes un vídeo donde te explico un poco más.
Hay muchas situaciones en las que esto puede suceder, y la mejor manera de poder gestionarlas es con un sistema nervioso fuerte. Tienes a tu disposición herramientas y recursos que te sirven cuando las emociones se vuelvan intensas o más duraderas de lo que te gustaría o siempre que quieras porque así puedes integrar las prácticas.
Recuerda que no puedes controlar lo que sucede en el exterior pero si tu actitud hacia ello. Y así evitarás la frustración porque las cosas no son como te gustaría.
Aunque te parezca terrible o lo vivas como un castigo o te sientas mal, estas situaciones te hacen comprender que estás en camino de ser más fuerte, tener mayor capacidad de aceptación y perdón y vivir más en gracia.
Contémplalo como la manera que tiene el Universo de orientarte hacia aquello que deseas, consciente o inconscientemente.
Observa tu energía y tus reacciones y trata de estar conectada a tu ser más auténtico: meditaciones, libros, cursos.
Busca personas que te inspiren. Acepta y perdona en paz, sé generosa. Estás apostando por ti misma y eso trae felicidad para tí y para tus seres queridos. No te distraigas.
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